domingo, 27 de febrero de 2011

Sensaciones imprecisas


En las mañanas le cuesta despertarse, es decir, abre los ojos a las 6 muy a.m, pero no es ella quien está ahí. Ella se ha quedado en algún lugar escondida dentro del sueño que aún parece existir. La que yace ojiabierta en su cama es otra, quien la usurpa las primeras horas del día, todos los días. Es quien planea su rutina, y toma decisiones cruciales. Es la malvada, es alguien más, no es su yo interno, ni su conciencia, ni una de sus facetas. En realidad es otra persona, quien secuestra el cuerpo inerte de ella mientras duerme, y en la mañana aún quiere permanecer ahí.

Al principio no tenía mayor poder sobre la sujeta aquella, vivía dentro de ella cada mañana sin causar ningún cambio aparente. Pero poco a poco, al sentirse confiada dentro de ese cuerpo, y al comprobar la fragilidad que a veces la reinaba (por temporadas), decidió un día, que se quedaría ahí para siempre. Aprovechó esos estados de fragilidad para permanecer inerte sobre ella, se apoderó de sus sensaciones y sentimientos. Se metió en su alma, en su cerebro también. Le robó el corazón y le escondió las sonrisas. Aniquiló su instinto emprendedor, y exprimió cada neurona ágil que poseía. La fue convirtiendo poco a poco en todo lo contrario a lo que antes era. 

Tosca, lenta, melancólica, mediocre, resignada, tonta, torpe, bruta. La dejó en total escasez mental. La dejó sin aliento, con cierto respiro intranquilo, un total desequilibrio.


Sabía que algo raro pasaba dentro de ella, ya no era la misma delicada, ágil, lúcida, viva, emprendedora, inteligente, creativa, capaz, ya no era nada de eso. Se había convertido en su peor pesadilla, se fue convirtiendo poco a poco en lo que siempre odió.

Le pasaban cosas extrañas, comenzó a cederle el triunfo al tiempo, pasaba horas con la cabeza en blanco tratando de conectar una idea, y cuando al fin lo conseguía sucedía algo inevitable, algo que le sucedía igual a cuando aún era ella. Una idea se enredaba con otra que estaba escondida en lo mas profundo de ella, todas las ideas, miles de ellas, millones, una carrera desbordante por obtener el protagonismo dentro de sus otras rivales. Eran puras contradicciones, refutaciones, alegatos, de una idea hacia otra, un grupo de ideas agrediendo al grupo rival. Al final ella nunca entendía todo lo que sucedía en su cerebro, eso le pasaba con bastante frecuencia. La mitad del día permanecía inerte dejando que su usurpadora viviera por ella. Y la otra mitad del día luchando con sus pensamientos.

El tiempo pasaba tan deprisa, casi sin dejar rastro, cada sueño se fue tornando lejano, se suprimieron uno a uno, casi como la ceniza del cigarrillo que cae al vacio y desaparece, así mismo se consumieron cada uno de sus sueños, dejando una eterna sensación de vacío y algunas....

...sensaciones imprecisas.

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